El instinto creador

Constant
La nueva Babilonia

«Si especulamos sobre el posible advenimiento de una sociedad lúdica, podemos presuponer, al principio, que cualquier ser humano siente la necesidad latente de manifestar su creatividad, y que dicha necesidad surge con la sublimación de las formas instintivas primarias. Dicha necesidad no queda saciada en nuestra sociedad estática, en la que la realización por medio de la creación sólo puede ser potencial. Toda educación que prepara al futuro adulto para lo que será su tarea «útil» en la sociedad tiende a rechazar el instinto creador. Ahora bien, ocurre a menudo que la «utilidad» desaparece con el rápido desarrollo de la tecnología, incluso antes de que el niño llegue al final de sus estudios. En estas condiciones, la «educación» sólo puede jugar un papel negativo, de represión de cualquier forma de creatividad espontánea. De no ser así, el adulto sería más creativo que el niño, cuando en realidad ocurre lo contrario.

Ahora bien, ¿podemos concebir una educación dirigida al desarrollo de la creatividad? Podemos dudar de ello, y preguntarnos si cualquier forma de educación o lo que entendemos por educación, no es limitativa, si su función principal no consiste en restringir la libertad, que es la condición fundamental de la creatividad. La única educación que es favorable es aquella que elimina las trabas para el desarrollo de la creatividad. Pero el homo ludens prescinde de la educación. Él aprende jugando».

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