Donde la interioridad se convierte en mundo

«El jardín es un espacio absolutamente  distinto a los espacios que nuestra cotidianeidad consume consumiéndose en ellos. No es una mera exterioridad; es, al contrario, y Rilke nos lo ha dicho de la mejor forma posible, un espacio en el que la interioridad se convierte en mundo , y donde el mundo se interioriza.

(…)

Los jardines, todo jardín, es el hacerse lugar de un sentimiento y un pensamiento; más aún, de la unidad inseparable de sentimiento y pensamiento en la que siempre el pensamiento es pensamiento de un sentimiento, y el sentimiento es sentimiento de un pensamiento. Podemos decir, con mayor precisión, que todo jardín es un sentimiento-pensamiento convertido en lugar.

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Entonces el jardín, en su radical alteridad con respecto a los lugares de la experiencia cotidiana, en los que lo íntimo y lo externo se enfrentan continuamente, es la meta de la búsqueda de la felicidad —donde lo interior se se convierte en exterior y viceversa—».

Extracto de Rosario Assunto. Ontología y teleología del jardín. 1988.

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